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18 de octubre de 2012

SU CASA, II



Pasamos a los retablos laterales. Veamos algo de lo mucho que nos muestran con buen orden, llenos también de color y luz -tónica general en este Santuario- son imágenes de más o menos valor, bien armonizadas y funcionando cual esponjas de sentimientos. Porque, sí, los sentimientos, son precisamente, los que llenan el espacio libre del Santuario. Se perciben al respirar,  cuando estamos en élParece que, por si lo olvidamos, nos quieren recordar a cada momento, que ésta, es la casa de MARÍA, de nuestra Virgen. Así tenemos unos deliciosos altorrelieves con alusiones a su vida.


El árbol de Jesé con Élla en lo más alto, nos habla de sus ascendientes. De niña aprendiendo de sus padres, Ana y Joaquín; presentada por ellos en el Templo; desposándose con José... Respondiendo siempre a los designios de Dios, que la escogió para dar vida y atender a su Hijo.


Corredentora en su obra de salvación, en su tarea de Buen Pastor, "que cuidó de sus ovejas, cargó con las descarriadas para devolverlas a su redil, bajo la protección de su Madre"... Pensemos: No se la vió a su lado cuando le aclamaron a su entrada en Jerusalén... Sí caminó cerca hacia el Calvario y la Cruz... Todo el dolor de la madre que vivió la pasión y muerte del hijo, quedó reflejado en su figura y rostro de Dolorosa... Están ahí esas vivencias, plasmadas tan sencilla y cariñosamente que, hasta logran transmitirnos lo que, rotundamente no hubo en éllas ¡¡alegría!!


Y tenemos un conjunto de imágenes de santos -todos muy conocidos- a los que invocamos según nuestra clase de necesidad o deseo. Bien se adivina que algunas fueron encargadas por indianos, nuestros queridos y admirados antecesores. Santo Toribio de Mogrovejo llamado "el Apostol de los Andes"; la Virgen de Guadalupe ya citada, cuya imagen y sus apariciones al indio Juan Diego se ven bonitamente representadas. Su retablo está rematado por el apóstol y evangelista San Mateo, el cual ha figurado como patrono de la Villa, y se le festejó durante centurias... Desde hace unos años es un ignorado más.



Admiramos un San José desconocido, joven y muy adornado; San Bartolomé en su martirio; otro apóstol, Santiago, como "matamoros"; santas mártires y santos andariegos, predicadores y sabios, la mayoría españoles, así los tenemos más cerca. El arcángel San Miguel; dos imágenes de la Virgen, la del Rosario y la del Carmen, de devoción muy extendida.









Se ha de reseñar "EL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA ENCINA" de D. José Iturrate, que fué Párroco de Arceniega, historiador de nuestro variado entorno. Es un regalo poder satisfacer el afán natural de saber cuanto más de nuestra Virgen y de cuanto le atañe. Ese libro, ese trabajo, nos ayuda en tal empeño.


30 de septiembre de 2012

2.-SU CASA, I



La belleza que se nos ofrece en las distintas imágenes de la figura de la Virgen, de su cara, nos ha impulsado a repetirlas; son las mismas pero, cual si tuvieran vida, nos parece que la expresión cambia de una a otra … Ahí quedaron, a mano para recordarlas. 

Eso mismo sucede con el entorno, cualquiera de sus elementos o detalles merece la pena. No es posible todo, pero intentamos que se contemple cuanto más. Si no es por cariño que sea por admiración. Habrán sido tantos los sueños, los desvelos; los afanes, los trabajos; alegrías y tristezas; deseos, esperanzas, ilusiones, realidades, fracasos y éxitos; tanto de esa variedad de sentimientos de la vida, lo que fue tejiendo el componente de la devoción a esta nuestra Virgen y que dio lugar a esa belleza que deseamos mostrar... 

Comenzamos el recorrido por el exterior; unos toques de lo mucho que ofrece para ser disfrutado.. 





Pasamos a visitar su casa, construida y mantenida por las sucesivas generaciones con ilusión, trabajo y sacrificio. Pero sobre todo, con amor. No han consentido prescindir de su propiedad. ELLA  vino a esta Villa y la queremos para siempre con nosotros, ahí arriba, cuidándonos.



El pórtico, amplio y luminoso, cobijo agradable en citas y reuniones numerosas que, -incluso en el recuerdo a difuntos- siempre aparecen con ambiente festivo. ¡Por la presencia de la Virgen!


   Entrando por la puerta sur, tras mirar la pintura mural de enfrente, levantar la cabeza y girando a uno y otro lado contemplar bóvedas, claves, inscripciones, el hermoso coro y órgano,  
hay que detenerse...







  ...¡¡¡Es una explosión de luz y color, luz de oro y color de gozo!!! Abrir los ojos ante el retablo del Altar Mayor es encontrarse casi, casi en ¡La Gloria!. Sensación que se redondea con el placer de admirar las vivencias en él plasmadas y el que origina las reflexiones que sugieren.




Continuamos con el Altar Mayor, añadiendo y repitiendo escenas de las plasmadas en ese magnífico retablo, gozo y orgullo de los arceniegueses, de todos, incluídos los que apenas lo visitan. Los que sí vienen y aman el arte y la belleza, añaden el gran placer que encuentran en su contemplación. Todo se ha ido organizando  en esa CASA de nuestra Virgen, para su adorno y contento y, ELLA, lo compensa a tope.


Se ha de admirar el detalle coqueto que los artistas plasmaron en esa representación de la Virgen como madre que amamanta a su hijo a la vez que es coronada Reina de Arceniega y su comarca. El adorno en torno a su cuello es una delicia. Invita a copiarlo cual modelo especial en una joyería.


En la parte central de la base tenemos una expresiva "Última cena". En las ocasiones en que nuestro espíritu recibe el regalo "de sentir lo trascendente", la mente nos situa precisamente en ese escenario...  ¿Qué sintió Cristo para realizar el milagro más grande que se puede imaginar?


Amor y dolor inmensos. Tristeza y soledad infinitas...  No quiso separarse de aquellos seres a quienes conocía y quería, rechazó la pérdida de su presencia física -como nosotros nos rebelamos ante la muerte de un ser querido. El dolor era punzante... "Sin pensarlo más, sin haber sido anunciado por escritos ni profecías, ni siquiera por Él mismo, sus dos naturalezas funcionan al unísono, una percibe -la humana- la pena gigante, la otra -la divina- CONVIERTE EN PAN Y VINO  SU CUERPO Y SANGRE y la remedia........"   Así, sencillamente.  Se quedó para siempre con nosotros. Sin imponerlo, dejándolo a merced de nuestro deseo.   Si tuviéramos conciencia clara de tal realidad ¿actuaríamos con la ligereza  que usamos en ese instante sublime de la Comunión?.  ¡¡¡NO!!! Por desgracia, tan solo disfrutamos de ráfagas que nos permiten adivinar su grandiosidad...

Terminado este desfile de imágenes, descansemos admirando algunas piezas sueltas merecedoras de ser vistas. Como todo en este recinto del Santuario, la materia-base es el cariño entretejido con la ilusión.¡Nos entusiasma nuestra Virgen!  ¡Nos enloquece su belleza!, la belleza con la que nos la presentan ideando la real.





Para ir completando este paseo por el interior repetimos el altar Mayor con otra variedad de adorno; la tumba del Obispo D. Cristobal de la Cámara y Murga (hijo de Arceniega), más una foto antigua que nos traslada a tiempos ya muy lejanos...




Porque pasaremos ante los seis retablos menores laterales para conocer las preferencias de devoción, las adivinaremos mirando las imágenes de algunos de los santos elegidos por nuestros antecesores. Hay un retablo que, sin lugar a dudas, lo encargaría algún indiano llegado de Mexico: quiso tener "su madrecita de allí en la casa de la de aquí"...
También está la Capilla del Cristo. La describiremos aparte, hay mucho material para ello.


*Para explorar en detalle el retablo, ir aquí (foto de Enrique Ortiz de Zárate)